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QUÍOS, GRECIA

|Taller de danza con personas refugiadas solicitantes de asilo|

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El 2 de Julio de 2018, las hermanas al poder, nos lanzamos a una nueva aventura sin saber que nos esperaba una de las mejores experiencias de nuestras vidas.

Fuimos con el objetivo de colaborar como voluntarias un mes entero en CESRT, ONG que trabaja en la isla Quios, Grecia. CESRT se encarga principalmente de atender a las personas refugiadas e inmigrantes que llegan en lancha a la isla, aportándoles ropa seca, mantas, comida, bebida, pañales, sillas de ruedas… todo lo necesario para las primeras horas en su llegada antes de que sean trasladadas al campamento de refugiadxs de Vial.

Vial es horror, es inhumano. Todavía a día de hoy no podemos entender cómo personas que huyen de su país y necesitan empatía y ayuda estén encerradas, malviviendo y rodeadas de vallas. Ninguna ONG, excepto ACNUR, puede acceder a Vial ni crear ningún proyecto dentro del campamento. La organización y distribución del campo de refugiadxs, está dirigida por el gobierno y ellos son los que deciden quién puede entrar.

La mayor parte del tiempo lo pasábamos en el warehouse organizando los paquetes que recibíamos de ropa, dividiendo todo por tallas, sexo y edad. La entidad con la que colaboramos disponía de un language center en el que profesores y profesoras voluntarixs daban clases a personas refugiadas de diferentes idiomas. También, íbamos dos tardes en semana a las afueras de Vial, donde había un campo de fútbol y hacíamos actividades deportivas y de ocio enfocadas a los niños y niñas.

Cuando nos tocaba estar on call, debíamos las 24 horas de ese día permanecer atentas al teléfono, ya que si sonaba significaba que había llegado una lancha y rápidamente teníamos que seguir todas las instrucciones para atender y ayudar siendo lo más efectivas posibles. Nos llamó mucho la atención, en una ocasión en la que estábamos atendiendo a personas recién llegadas en el mismo puerto de Quíos, ver llegar, a su vez, un megalómano crucero con cientos de personas mirando hacia nosotrxs con total normalidad. ¡Qué paradoja más cruda y qué dos mundos tan cercanos pero tan distantes!

Tuvimos la gran suerte de poder impartir un taller de danza en el language center con un grupo de hombres refugiados, ya que las mujeres no iban por quedarse en Vial cuidando de sus hijxs. Preparamos un calentamiento, diversos ejercicios para investigar nuestro cuerpo, movimientos por el espacio, juegos y dinámicas relacionadas con la expresión corporal y una gran coreografía final. Fue una forma increíble de reflexionar sobre el poder que posee la danza como lenguaje universal y como medio para conformar tejido en red entre las personas. 

Sin duda fue un cúmulo de emociones y experiencias inolvidables, para bien y para mal. No sabemos cuál será nuestro próximo destino, cuántas nuevas vidas y situaciones conoceremos, pero ser más conscientes de realidades actuales nos hará seguir aprendiendo y aportando soluciones a este tipo de injusticias.

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